MIEDO AL FUTURO

Hola amigos, en el último artículo escribí sobre el futuro que creo que nos depara el avance científico: Un hombre desprovisto de tejidos naturales pero conservando su mente, sus recuerdos y su personalidad. Este futuro hipotético puede producir miedo: pero pensemos un momento en ello:
MIEDO A CONVERTIRNOS EN MÁQUINAS
Actualmente, si a un anciano se le caen los dientes se compra una dentadura postiza, ¿deja de ser el mismo por tener dentadura postiza?, si a una persona le amputan la pierna y le ponen una postiza ¿deja de ser el mismo por tener una pierna artificial?, o si a alguien le ponen un marcapasos ¿deja de ser el mismo?. La gran mayoría de las personas en la actualidad acepta estos cambios y también los admitirá en el futuro.
Nuestro cuerpo de carne y hueso no es lo importante, lo importante es nuestra conciencia.
El placer y el dolor que sentimos no son ni mas ni menos que una serie de reacciones físico-químicas de nuestro cuerpo.
Existen experimentos donde estimulando determinadas zonas del cerebro, la persona no para de reír. Existen múltiples drogas, sustancias QUÍMICAS capaces de producir un placer extremo ó el más atroz de los dolores. Existen personas sordas de nacimiento y gracias a un aparato que genera una señal ELÉCTRICA que estimula el nervio auditivo y son capaces de oír.
Conforme avanza la medicina se demuestra cada vez más que nuestros pensamientos y sentimientos no son ni más ni menos que circuitos neuronales, de manera que si por cualquier circunstancia se estimula uno de esos circuitos recordamos tal cosa o tenemos tal sentimiento (alegría, tristeza, ira, miedo, felicidad...)
Con esto quiero hacer ver que en realidad somos como máquinas y funcionamos a través de los mismos principios por los que funcionan las máquinas.
MIEDO A PERDER LOS PLACERES HUMANOS
Para conseguir la supervivencia de las especies, el cerebro de los animales ha evolucionado de forma que el propio ser vivo busca su supervivencia: Cada vez que realizamos alguna acción que nos permite vivir el cerebro nos premia con una sensación placentera, y cuando ocurre algo que pone en peligro nuestra existencia el cerebro nos castiga con una sensación desagradable. El hombre como animal que es, hace las cosas movido por estas circunstancias.
Por ejemplo: Si no se encontrara placer en el sexo no nos reproduciríamos y la especie se extinguiría, si no tuviéramos la sensación de hambre no comeríamos y nos moriríamos, si no sintiéramos el dolor no nos daríamos cuenta de que nos estamos quemando etc...
En la actualidad, se sabe que el placer no solo se encuentra con el desarrollo de actividades que aseguran nuestra supervivencia, un ejemplo de ello son las drogas como la heroína, que produce un placer inmenso a quien la toma, superior incluso al placer sexual.
Lo que quiero decir con esto es que la sensación de placer se puede conseguir sin necesidad de comer, beber ó practicar el sexo.
En los nuevos seres humanos desprovistos de carne y hueso el placer no se encontraría al comer, beber etc, pues no lo necesitarían, sino al realizar acciones como recargarse de energía, sustituir un órgano defectuoso por otro ó relacionarse con otra persona.
Además en los nuevos seres humanos, el placer, se podría encontrar no solo en actividades que aseguren la supervivencia, sino en otras actividades digamos más “humanas”: el conocimiento, la imaginación, la creatividad, hacer el bien, ayudar a los demás...., de echo, estas actividades ya proporcionan bienestar cuando se tienen cubiertas las necesidades fisiológicas.
MIEDO A PERDER NUESTROS SENTIMIENTOS HUMANOS
Todos sabemos que nuestros sentimientos residen en nuestro cerebro. Creo que si, en los cambios en nuestro cerebro se respeta nuestra estructura cerebral y conexiones neuronales responsables de nuestra conciencia y nuestros recuerdos, no se perderán nuestros sentimientos, aunque se sustituyan unas neuronas naturales por otras artificiales.
Si se respeta nuestro cerebro seguiremos siendo nosotros mismos pero desprovistos de nuestra naturaleza animal.

Para superar los miedos anteriores las personas tendríamos que asumir que nuestro cuerpo envejece y al igual que un anciano ya no puede correr como joven, comer lo mismo, beber lo mismo... las personas tendríamos que renunciar a estos placeres. En la vejez, nuestro aspecto también cambia: nuestra piel firme y tersa se vuelve fláccida y aparecen arrugas, manchas, michelines, celulitis, se engorda, se cae el pelo y muchos otros cambios que aunque en la actualidad se pueden disimular, al final terminan por aparecer, por lo que no nos queda otro remedio que admitir estos cambios y renunciar a nuestro aspecto.
Si ahora nos resignamos a estos cambios, ¿por qué no aceptar que nuestro cuerpo se pueda transformar y adquiera otro aspecto?, si lo queramos o no, nuestro cuerpo va a cambiar, ¿por qué no renunciar a él y conservar nuestra mente, que es lo importante?
Os propongo que penséis en este tema. Yo, el próximo día continuaré con la siguiente reflexión: ¿qué nos reportaría nuestra nueva naturaleza desprovista de carne y hueso? Imaginemos...

Un saludo y hasta luego

Entradas populares de este blog

MI PRIMER LIBRO: DIÁLOGOS CON FEDOROV, MÁS ALLÁ DEL TRANSHUMANISMO